Os explicamos cómo hacer vahos descongestionantes con plantas medicinales en 8 pasos. No cuesta nada, son unos minutos, se puede practicar tres veces al día y está indicado para todo el mundo.
Vahos descongestionantes con plantas medicinales en 8 pasos
- Una olla con agua. Ponemos a calentar una olla grande de agua hasta que hierva (veremos el vapor), y le añadimos unas cuantas hojas de eucalipto y unos brotes de romero.
i. Hay quien le añade una o dos gotas de aceite esencial de eucalipto (Eucalyptus radiata) o de pino (Pinus silvestris) o de romero (Rosmarinus officinalis), pero los terapeutas desaconsejan hacerlo si no se conocen bien los efectos de los aceites esenciales. Recordemos que la aromaterapia es el gran hallazgo del siglo XX en medicina naturista, pero los aceites esenciales son un remedio potente, que conviene conocer bien. Por eso podemos limitarnos para nuestro vaho con un simple puñado de hojas de eucalipto, o incluso de ¡agua sola! - Esponja, jofaina y toalla. Mientras tanto prepararemos una esponja limpia, una bol o recipiente con agua fría y una toalla seca.
- Sobre la mesa, debajo de tu nariz. Colocaremos la olla con la preparación, todavía tapada, sobre un taburete o una mesa a la altura de la persona. El paciente se sentará delante del recipiente, como vemos en las fotografías, de modo que pueda inhalar los vapores. La persona que recibe el vaho estará con el tronco descubierto (porque la piel absorbe sustancias interesantes) o bien, con una camiseta en caso de que le falte práctica. El entorno de la habitación será cálido y libre de corrientes de aire.
- Toalla grande y manta que abrigue bien. Cubriremos la cabeza, hombros, espalda y cacerola con una toalla bien grande, y con una manta por encima. Esta cobertura ha de ser lo suficientemente completa como para que penetre el mínimo aire exterior.
- Destapar la olla con cuidado. Es el momento de destapar la olla. El paciente, con la ayuda de un trapo (la tapa de la olla suele quemar) levanta la tapa con cuidado de no quemarse ni salpicar o verter el agua. Si es un niño lo destaparemos nosotros, con todo el cuidado posible. Los más prudentes pueden seguir esta operación más lentamente. Para ello, y con la ayuda del trapo, el paciente levanta la tapa para respirar los vapores calientes que salen de la olla y la cierra al efectuar la espiración. La abertura de la tapa permite dosificar la inhalación.
- Respirar a fondo el vapor. Y de esta forma, más bien encorvado sobre la abertura, respira hondo por la nariz y la boca. Al hacerlo va corriendo la tapa cada vez más, hasta que pueda inhalar a fondo el vapor de la olla abierta. Se hacen unas buenas inhalaciones, respirando profundamente, durante unos 6-12 minutos, o bien hasta que se despeje la congestión de la nariz. Este tiempo puede alargarse unos minutos más (mientras no se note claramente que el agua del vaho se enfría).
- Fricción rápida de agua fría. Transcurrido el tiempo oportuno, quitaremos la manta y la toalla y friccionaremos con agua fría la cara y zonas donde se ha hecho el vaho o baño de vapor, para cerrar poros y para provocar una reacción favorable.
- Secar bien y abrigar enseguida. A continuación secar y abrigar bien, evitando corrientes de aire y sensación de frío. Lo ideal es que la persona se acueste y disfrute de un buen sueño reparador, gozando del calor de su propio cuerpo.
El efecto de este tipo de vahos es tan relajante y descongestionante, que a continuación invade al paciente una gran sensación de bienestar. El calor y la reacción que el vaho ha generado en el organismo está calmando los síntomas del resfriado y prepara al organismo para recuperar la salud.
Observaciones:
- Es mejor tomar los vahos con los ojos cerrados si se han añadido aceites esenciales.
- Si es un niño quien recibe los vahos, y puesto que estamos utilizando un recipiente grande de agua caliente, permaneceremos siempre cerca mientras aspira el vaho.
- No daremos vahos a niños menores de cuatro años.
El comentario del virólogo y médico de familia Dr. Mario Pesaresi
El Covid-19 ataca las células alveolares del pulmón. Los pacientes que fallecen por esta enfermedad lo hacen por una complicación pulmonar. No afecta a otro tipo de órganos. Es muy específico, pero, como todo virus, tiene unas características que muestran su debilidad. Por ejemplo, sabemos que es muy sensible a ciertos antisépticos, como el alcohol de 70º, que lo inactiva rápidamente, igual que el hipoclorito de sodio, la lavandina y el agua oxigenada.
Otra característica es que es termolábil, es decir, la OMS ha fijado que este virus se inactiva a los 56ºC de temperatura. Esto tiene una importancia tremenda, porque esa temperatura es con la que podemos trabajar.
Fíjense ustedes que todas las medidas que se han utilizado para frenar la diseminación y el contagio, que es lo más grave de esta epidemia, es la capacidad de replicación que tiene este virus, de más de cien mil copias. En resumen, cuantos más virus sean inactivos, menor replicación habrá.
Todas las medidas que se toman son correctas: aislamiento, limitación y cese de actividades, prohibición de concentraciones de personas, el lavado de las manos, el uso de antisépticos… todo eso está también al alcance de la gran mayoría. Cuanto podamos aportar para mejorar esto, bienvenido sea.
Autor: Jaume Rosselló, especialista en medicina naturista, escritor y editor.
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Fuente: https://www.bioecoactual.com/2020/03/23/vahos-descongestionantes-pasos/